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Derechos Reservados  © Mauricio Martinez R..

TEATRO NOH: PRINCIPIOS Y PERSPECTIVAS

por Kunio KOMPARU ©


Traducido y publicado bajo autorización de

Floating World Editions



Parte Uno: Principios y Perspectivas


6. EL SHITE: Personajes como Símbolos


6.4. Algunos Shite Típicos, desde Deidades hasta Demonios


6.4.9. El Tengu Tarôbô



(Demonio mágico burlón)


Dai-e. Los duendes de nariz larga llamados tengu, a pesar de su apariencia majestuosa son generalmente usados en Noh como el objeto de lecciones en fábulas: estos desobedecen a Buda creyéndose poderosos y al final se les muestra su falta de poder frete a la fuerza de la Ley. Tarôbô en esta obra es un ejemplo típico de un tengu, ya que mientras se le reconoce como una criatura mágica con poderes sobrenaturales, es descrito con elemento de burla sarcástica. Esta obra es única entre las obras Noh de tengu por su especial humor, calidad tipo cuento de hadas y gran animación.


Cuando la obra se inicia que entiende que Tarôbô alguna vez se transformó en pájaro y que cayó desde un árbol. Luego un monje del monte Hiei (oficina central de los yamabushi a norte de Kyoto) llegó y lo rescató de los niños que se estaban burlando de él. Tarôbô se disfraza de monje asceta de la montaña (yamabushi) y va a visitar al monje al monasterio del monte Hiei. Él dice, "vengo a expresarle mi gratitud por su reciente acto de amabilidad", pero el monje no sabe de que está hablando. Cuando Tarôbô agrega, "fue en la vecindad de Tôboku-in en la capital como usted recuerda. Yo estaré encantado de hacer a cambio lo que usted desee". El monje finalmente recuerda pero no se le ocurre nada para pedirle al tengu. Luego de ser presionado dice que le gustaría ver el Gran Servicio (dai-e), es decir, la escena de Buda predicando en el monte Gridhrakuta. Su visitante le dice, "esta bien, crearé esta escena tal y como usted la quiere, pero recuerde que esto es tan solo una ilusión. No debe tomarla seriamente ni entrar en un frenesí religioso. Vaya y espere con los ojos cerrados en ese bosque de cedro que está alla". Luego desaparece.


Esperando como se le pidió, el monje finalmente escucha las palabras del sermón y una hermosa música que se expandía por el aire. Cuando abre sus ojos ve que el lugar sin duda se ha convertido en el monte sagrado, un estado de extrema felicidad, un paraíso en sí. Luego Tarôbô se transforma en la figura de Buda y se siente en el trono sagrado, y el monje, sobrecogido en gratitud por la visión, se olvida y desobedece la orden, y ofrece plegarias a medida de derrama lágrimas de goce. Estos eventos son pronto conocidos en el cielo y el dios Taishakuten (Indra) desciende en furia para castigar furioso a todos los tengu involucrados en el sacrilegio, les quita sus poderes y los destierra en todas direcciones. Tarôbô, el principal culpable, es expulsado del trono de Buda y no capaz de escapar se rinde. Finalmente logra ocultarse en una cueva completamente abatido.


Tarôbô, quien habita en el monte Atago, también aparece en las obras Kuruma-zô y Zegai. Habían también otros grandes tengu que habitaban en otras montañas, cada uno con poderes especiales -Sôjôbô (monte Kurama), Buzenbô (monte Hiko), Sagamibô (monte Shiramine), Hôkibô (monte Daisen), Jirôbô (monte Hiei), Saburôbô (monte Izuna) y Zenki (monte Ômine)- y se suponía mantenían contacto entre ellos. Existía incluso un tengu extranjero de un color diferente, Zegaibô, un rey tengu que llegó a Japón proveniente de China. Otras obras con tengu son Kurama Tengu y Matsuyama Tengu, pero Kurama Tengu es única porque tiene un tengu benévolo.


En lo alto del monte Kurama, en el pequeño valle llamado Sôjôgadani, vive un poderoso tengu. Es el momento de los cerezos en flor y los acólitos del templo Kurama, entre los cuales está el joven Ushiwaka-maru (más tarde Yoshitsune), vienen de sus habitaciones para ver las flores. De repente un yamabushi (monje-guerrero) de mirada fuerte viene y se sienta entre ellos. Todos se retiran de temor excepto Ushiwaka-maru. El yamabushi explica que en realidad él es el tengu en jefe de la montaña y luego de escuchar la triste historia de Yoshitsune promete instruirlo en las artes del combate. Más tarde esa noche, luego de que los demás han ido a dormir, Ushiwaka-maru se escabulle hasta el valle y el gran tengu, reapareciendo en su forma original, le enseña los secretos de la lucha con espada y todas las otras disciplinas marciales. Esto es lo que permite a Yoshitsune convertirse en tan grande e imbatible guerrero en años posteriores.




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