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Derechos Reservados  © Mauricio Martinez R..

MÚSICA FOLCLÓRICA: DE LOCAL, A NACIONAL, A GLOBAL
Por David W. Hughes
Publicado originalmente en inglés por ASHGATE


5. Las canciones folclóricas hoy

5.2 Sutêji (escenario) min’yô


Esta frase, ampliamente usada, es posiblemente engañosa, ya que describe la práctica musical no solo de profesionales en concierto sino también del típico estudiante aficionado, quien puede cantar sobre una pequeña plataforma en la parte frontal de un bar de música folclórica (min’yô sakaba; Figura 12.1). El término presupone un modo específico de presentación de canciones ’tradicionales’ que es en general la forma más común en la cual se escucha min’yô hoy día y por tanto un modelo para los que aspiran a ser cantantes. Todos los ‘min’yô de escenario’ se acompañan de acuerdo con el formato estandar. Las canciones con ritmo regular usan shamisén, complementado en la mayoría de los casos por la flauta shakuhachi (o shinobue para las canciones de las danzas Bon) y con percusión cuando es necesario. Las canciones con ritmo libre usan tan solo shakuhachi, a la que quizas se le una unas pequeñas ‘campanas de caballo’ para canciones de cocheros, o por un objeto para imitar el crujido de un remo en posición para una cancion de remos. Un cantante solista se ubica en el centro del escenario y si es necesario lo acompañan cantantes de respaldo ubicados detrás de este.


Casi nunca se busca ajustar el estilo de la canción sobre un escenario con su función o contexto originales. Un cantante en particular viste la misma ropa y usa casi la misma calidad vocal para canciones de cualquier estilo y de cualquier origen. Para Esashi oiwake, las versiones tanto tradicionales como de escenario son virtualmente idénticas, salvo por la estandarización forzada. Sin embargo Sôran bushi, como otras canciones de trabajo, sufrieron grandes cambios. Como todas las canciones, esta es cantada ya sea por cantantes masculinos o femeninos, aunque a las mujeres se les prohibía subir a los botes de arenques como también ocurre hoy en día en las sociedades de conservación de estas canciones. Por supuesto esta es siempre acompañada por shamisén, instrumentos de viento y percusión. Son este tipo de arreglos los que hacen que algunos digan que ya no existe min’yô, que ya no existen las verdaderas canciones folclóricas.


Los integrantes de las hozonkai con frecuencia se quejan de las modificadas hechas por profesionales a sus atesoradas canciones. Al mismo tiempo los profesionales a veces hablan con desprecio (o a la defensiva) sobre las hozonkai min’yô, queriendo decir que las versiones presentadas por las sociedades de conservación son menos calificadas o interesantes.

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