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Derechos Reservados  © Mauricio Martinez R..

LA DANZA CONTEMPORÁNEA EN JAPÓN EN LOS 80

Por Miyabi Ichikawa (publicado originalmente en 1990 por la Fundación Japón)



4. Un Fin al Exotismo


Lo que he estado diciendo es que existe en los japoneses un sentido de la estética que emerge inconscientemente a un nivel profundo, aun cuando no puede ser visto en la superficie de las cosas exclusivamente japonesas. Vivimos en un Japón moderno y muy difícilmente en una sociedad tradicional. O en vez de decir que vivimos entre una sociedad moderna occidental y una tradicional, sería mejor decir que conducimos nuestras vidas con una fuerte inclinación hacia la modernidad occidental.


Asumiendo que la ropa, la comida y la vivienda representan los niveles más básicos de la cultura, los japoneses sin duda visten al estilo europeo. Nos vestimos en estilo tradicional solo para matrimonios y funerales al igual que para festivales y ocasiones ceremoniales. Un encuentro con un hombre de negocios o un estudiante de Tokio y es claro que todos aceptan los estilos europeos en la vida diaria. En cuanto a lo que se refiere a comida, McDonald's y los restaurantes italianos son populares, y una gran parte de la comida casera incluye platos con carne al estilo occidental. Los jóvenes en particular prefieren una dieta occidental a la comida tradicional como sushi o soba, pero me ha empezado a gustar el sushi cada vez más a medida que pasan los años. Las áreas de la cultura que se relacionan con el cuerpo son, yo creo, las más conservadoras de todas. La dieta tiene una íntima conexión con el cuerpo y es un ejemplo de los impulsos ocultos en el cuerpo, impulsos que asumen formas visibles a medida que uno crece.


Las sensaciones que se relacionan con el espacio y el tiempo que discutí antes, se asemejan estrechamente al fenómeno que emerge involuntariamente a pesar de las formas europeas. En cuanto a vivienda los tipos de casas que usan shoji y fusuma están desapareciendo, y a pesar de lo pequeñas que son las casas japonesas el estilo occidental de sillas es común. Sin embargo prácticamente todas las casas japonesas tienen un cuarto de tatami donde la vida se desarrolla como en los viejos tiempos, al nivel del piso. Como otro ejemplo, incluso en las casas más occidentalizadas los japoneses respetan la costumbre de quitarse los zapatos en la puerta. Prácticamente ningún japonés entra a una casa con zapatos y no porque podrían ensuciar el piso, sino por el tabú de contaminar el espacio interior de una casa con cosas del mundo exterior. No hemos podido liberarnos de esa sensibilidad.


Más aún, tenemos una sensación real de que la tradición se ha distanciado de la forma de vida que llevamos. Casi todas las personas jóvenes prefieren el ballet al Kabuki y las oportunidades de ver ballet son muy frecuentes en la actualidad. Además, la gente joven considera imposible el entrar al mundo del Noh o del Kabuki, que consideran como perteneciente al mundo de sus abuelos. El ballet, jazz y danza moderna parecen más accesibles. Lo que quiero decir en este punto es que aunque los japoneses tenemos una sensibilidad característica, el estilo de vida y las artes son los de una sociedad moderna que es casi igual a la sociedad contemporánea de Europa o de los Estados Unidos, donde la estética representativa está definida por el surrealismo, el arte conceptual y el post-modernismo.


La danza Butoh en los años 80, incluyendo Sankaijuku, Dairakudakan, Kazuo Ohno, y Min Tanaka, fue muy bien recibida en Europa y en los Estados Unidos, pero en estos dos lugares el público parecía apreciarla demasiado desde el punto de vista del exotismo. Las cabezas peladas y el maquillaje blanco sobre el cuerpo, o las caras y cuerpos desfigurados era algo que no se había visto antes en occidente, por tanto el público consideró a Butoh como algo original. La originalidad de por sí es el punto más importante para juzgar las artes modernas, pero lo que significa originalidad es el ser completamente diferente de los demás. En este sentido el público de Butoh en Europa y en los Estados Unidos estaba en lo cierto al alabar la originalidad de estos grupos, pero la originalidad que veían era diferente solamente por virtud del exotismo. Les pido que recuerden, solamente por comparar, a París en la década de 1910 cuando estaba embriagada con el orientalismo y exotismo del Ballet Ruso de Diaghilev.


Si el estilo que Butoh posee tiene la cualidad de diferencia, es una parte superficial de la forma de danza y Europa ya empieza a cansarse de esto. Quizás en la próxima generación de Butoh, lo que ha permanecido oculto a causa del estilo -concentración, delicadeza y sensibilidad del intervalo de Ma - logrará su realización. Un caso aparte es Saburo Teshigawara, quien no posee nada del estilo exótico japonés, sino que evoca el sentimiento de la estética japonesa en la concentración y sentido de Ma. En lugar del exotismo, él hace que el público sienta un deseo por la danza, que se puede decir es común a todos los seres humanos. En otras palabras él parece poseer una capacidad para hacer despertar el deseo de la audiencia por la danza. Con Teshigawara el público experimenta una transformación de lo universal fuera de lo particular.


Más que simplemente vivir en una sociedad moderna, para nosotros los japoneses es natural que nuestra actividad creativa esté basada en elementos comunes que derivan de valores universales y de una estructura social occidental. En la Feria del Libro de Frankfurt en 1988, un número de europeos afirmaron que la presentación de la cultura japonesa ante Europa pone demasiado énfasis en la idiosincrasia de la estética japonesa, y sugirieron que en el futuro debería dársele más importancia a las características comunes, basándose en el hecho de que vivimos en la misma sociedad contemporánea y nuestras vidas tienen el mismo tipo de preocupaciones. Es bueno adivinar que Butoh se ha asociado con el reto de Teshigawara y consciente de su posición, se está preparando para un nuevo período de crecimiento. No parece que Butoh vaya simplemente a decaer y desaparecer.


En cuanto a la danza contemporánea tenemos Butoh, que muchos consideran una forma original, y al mismo tiempo el trabajo de creadores que parecen tener cualidades en común con la danza contemporánea de Europa y los Estados Unidos. Lo que ustedes consideren como más importante, es algo personal, pero mi propio deseo es que comprendan que en Japón tenemos formas comunes y formas muy diferentes, y que todo esto, en una u otra forma, surge del medio ambiente en que vivimos.