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Derechos Reservados  © Mauricio Martinez R..

LA HISTORIA DEL BUNRAKU

por Toshio KAWATAKE ©



3. Origen y Desarrollo de Los Títeres


La manipulación de títeres se originó en la antigüedad. No hay duda de que ya estaba desarrollada incluso antes de que se introdujeran desde China las artes escénicas de las dinastías Sui y T'ang cerca del año 600. Incluso hoy existen en las zonas rurales varios manipuladores de los viejos títeres relacionados con las creencias folclóricas primitivas. Estos títeres son muñecos sencillos usados para representar a dioses, o a los mensajeros de los dioses quienes descienden a la tierra para desterrar los males y peligros, o aquellos que representan al dios Ebisu que son usados durante el Año Nuevo u otras épocas y que llevados de casa en casa son manipulados para hacer danzas acompañadas por textos de buena fortuna.


Por lo anterior se puede suponer que en el antiguo Japón el uso de títeres -manipulados por chicas vírgenes y otras personas que asistían a los santuarios- sirvió para propósitos religiosos en estrecha conexión con los dioses y con las creencias folclóricas, y era prácticamente imposible de considerar esta práctica como un arte escénica independiente.


Pero posteriormente, en los períodos Asuka y Nara (siglos VII y VIII) apareció una forma continental de teatro de títeres que se convirtió en un arte escénica popular. Este apareció entre las artes conocidas como Sangaku (palabra que luego se pronunció como Sarugaku) las cuales, como en el caso de Gigaku y Bugaku, fueron introducidas a Japón a través de la península coreana. Un grupo considerable de estos titiriteros conocidos como kairaishi se nacionalizaron en masa en Japón. Aunque se habían establecido en Japón, no tenían un lugar fijo de residencia sino que viajaban en grupos familiares o en forma de pequeñas compañías, los hombres haciendo presentaciones de títeres durante el día y las mujeres, como prostitutas, aceptando visitantes en las noches. Recuentos sobre su forma de vida se encuentran en un documento de finales del siglo XI, Kairaishi-ki, o Kugutsu-mawashi no Ki (Un Ensayo sobre Titiriteros Kairi), escrito por Oe no Masafusa.


Al viajar de lado a lado fueron teniendo influencia sobre los títeres rituales que eran usados en conexión con creencias folclóricas desde mucho antes, y en esta forma este arte fue asimilado en muchas regiones. En otras palabras, mientras que los títeres inicialmente tenían la función social de presentar temas sacros, gradualmente fueron secularizando su arte hasta convertirse en teatro de títeres como entretenimiento.


Ya que no existe ningún registro escrito sobre sus presentaciones, no podemos determinar el contenido de estas. Sin embargo, podemos asumir que se hizo uso considerable de las historias tradicionales, de cuentos fantásticos y también de relatos de las virtudes de las deidades Shintoístas y Budistas. (En forma similar, en occidente, como lo muestra el significado de la palabra marioneta -pequeña figura de María-, las obras de títeres en el medioevo tienen que ver principalmente con historias o milagros religiosos). Con la adición de canciones folclóricas y populares, las obras de títeres fueron acogidas como una forma de entretenimiento por el público en varias regiones del Japón.


Con el tiempo esta rudimentaria forma de títeres adquirió, en términos de su contenido, la forma de literatura épica conocida como jôruri, y en su período de transición -es decir, desde la Edad Media hasta la primera parte del período Tokugawa- el Noh y Kyôgen fueron utilizados en la preparación de los textos. En muchas ocasiones se ofrecieron funciones por encargo en la corte imperial, y está registrado que durante los años desde 1580 hasta 1600 se hicieron al menos 15 funciones con la presencia del emperador. Fue por esta época cuando se inventaron las marionetas de cuerda (ayatsuri) y los muñecos mecánicos, y como lo muestra un escrito de un aristócrata de la época, las funciones de obras como Ichinotani no Kassen (La Batalla de Ichinotani) por parte de los títeres eran extraordinarias debido a los movimientos casi reales de estos.


De esta forma el teatro de títeres, habiéndose originado en las sencillas figuras religiosas y luego asimilando completamente las técnicas importadas, al tiempo que seguía cumpliendo su función de presentar obras sacras enriquecidas con materiales tomados de Noh, Kyôgen y la épica militar, además de desarrollos mecánicos, adquirió la capacidad de utilizar cualquier tipo de contenido desde antes del período Tokugawa hasta bien entrado este. Al haber asimilado dichas influencias, el teatro de títeres luego siguió su desarrollo hasta una forma de arte narrativo -es decir, jôruri.

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