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Derechos Reservados  © Mauricio Martinez R..

LO GROTESCO EN EL BUTOH: Recobrando una humanidad perdida...

por Maria Camila Lizarazo



SEGUNDA PARTE: Descubriendo lo Grotesco en el Butoh...


Conclusiones


Espero que este estudio haya ayudado a ampliar las implicaciones de lo grotesco en el butoh, no sólo en el Ankoku Butoh donde se trabajan movimientos estrictamente grotescos en cuanto a su 'estética contraria a la tradicional', sino en su evolución a todo el butoh. Tras la novedosa concepción de cuerpo, búsqueda de expresión individual, única y libre, y retorno a lo más vital del ser humano, se demuestran las formas carnavalescas. En este sentido planteo una visión de lo grotesco en el butoh contraria a la que en una cita anterior nos planteaba Kuniyoshi sobre la 'regionalidad' que expresa el cuerpo del butoh, recordemos: "this figure in itself is not grotesque, since it is no more than a shape resulting from deformations imposed on the body by powerful forces". Sin embargo esas formas buscaron ser retomadas y explotadas de forma extrema, hiperbólica, en los fundamentos conscientes de la danza, como una búsqueda de vitalidad- que en este caso se asocia a la idea de fertilidad de la actividad agrícola. Lo grotesco aquí debe verse como parte de individuo y no como un elemento que surge exterior a él. Es el "otro" de sí mismo, la "máscara" es la libertad de su propio interior.


Todos estos elementos, en últimas, resultan siendo manifestaciones contemporáneas de las formas carnavalescas que tienen su propia tradición en cada parte de nuestro mundo.


Por último, y a manera de conclusión, me gustaría hacer mención a cómo lo grotesco en el butoh se manifiesta como un aspecto de las luchas ideológicas del hombre japonés moderno.


Durante el proceso de modernización del Japón (una etapa de cambios tan rápidos en las estructuras sociales de sus habitantes), no dejó de haber, como antes se mencionó, miedos, movimientos antagónicos a todo el proceso y manifestaciones del pueblo japonés por la pérdida de los valores tradicionales y de la identidad nacional.


Japón tuvo, a la vez, que vivir una fuerte imposición de normas represivas; producto de un país que se preocupaba por proyectar una buena imagen al mundo; por ocultar lo indeseable. Costumbres como el tatuaje, los festivales desnudos y otras manifestaciones que están profundamente ligadas a su cultura popular, han intentado ser abolidas. En un contexto social donde la expresión de emociones y actitudes individuales estaban en gran medida cohibidas, lo grotesco en el butoh se presentó como una salida que hacía válidas la irracionalidad de los sueños y la locura.


Por otro lado, durante el siglo XX, las proporciones de las guerras mundiales, el absurdo y el anonimato de la muerte violenta, generaron un distanciamiento que aún crece, dia a dia, entre los vivos y los muertos. La muerte perdió parte de su carácter trascendente y las artes como espejos de la sociedad no son indiferentes a ese proceso. Las representaciones de la muerte son retomadas en momentos históricos de crisis. En occidente ello explica el resurgimiento y auge de la Tragedia durante el siglo XX, representaciones que se centran en la consciencia trágica del abandono y destino humanos; y el que se retomen mitos clásicos como tema de representación dramática (Barrera 1998). Es preciso que, en un país que sufrió los devastadores golpes de una guerra de tal magnitud, se encuentren mecanismos para revalorar la vida, al individuo y de devolverle cierta trascendencia a la muerte. En el ankoku butoh, como se mencionó anteriormente, el tema de la muerte y el ciclo de la vida se muestra como una inquietud primordial.



Según Heidegger, refiriéndose a algunos los grandes dilemas del hombre moderno


...los progresos de las ciencias y de las técnicas, el desarrollo del espíritu crítico, la expansión del espíritu individualista y competitivo impuesto por un mundo donde la rentabilidad y el beneficio reemplazan a los antiguos valores, dejan solo al individuo. La salvación si existe, no puede estar sino en él, así como la muerte es su muerte que deberá afrontar sin la ayuda de Dios (Thomas Barrera 1993:183).



El hombre del siglo XX se sintió desvalorado, reprimido en su abandono al sistema, y se enfrentó a la necesidad de sumergirse de nuevo en alguna espiritualidad que lo llevara a recuperar su individalidad, en respuesta al vacío causado por el sistema tecnológico. La danza butoh expresa la necesidad de revalorar al hombre individual.


En la medida en que en el butoh se intentan sacar los elementos más interiores del individuo, estos miedos del japonés en la etapa de la posguerra se pueden o no hacer evidentes en escena. Y es que "El individuo moderno no ha logrado vencer el miedo. El miedo al mundo exterior, al destino, a la muerte, el miedo a lo desconocido, al vacío. Representando este miedo el ser humano lo proclama y reconoce" (En Barrera 1998:6). Sin embargo, lo grotesco no se muestra como un mecanismo directamente creado para la expresión de esos miedos, o para dar la imagen de mundo del hombre como sometido a fuerzas temibles exteriores. Aunque a veces así parezca, lo grotesco puede expresar todo lo contrario. El butoh proclama al individuo, trata de darle total libertad, en su forma espiritual, mental y corporal. En la medida en que el butoh busca el rescate del individuo y un retorno a las raíces más profundas del hombre; su vitalidad; sus pasiones; sus miedos; su condición de ser humano no reprimido, etc.; lo grotesco no debe tener una connotación negativa, como la tenía en el grotesco romántico. Por el contrario, lo grotesco y las formas carnavalescas se muestran como una forma viable de lograr ese retorno 'nostálgico' al individuo, y por ello se muestra como un elemento ideal en las luchas ideológicas del hombre japonés moderno y su expresión en el arte.